Las últimas horas, con guión y dirección de Santos Alcocer, es una película de temática histórica y política anómala, por esta misma razón, en una época en la que en el cinema español proliferaban las comedias ligeras y, de modo general, un cine de entretenimiento que mejor correspondía a la incipiente sociedad de consumo (en aquel «decenio del desarrollo»). Por lo demás, la película desarrolla, a través de la narración de las últimas horas del régimen previas a la proclamación de la II República (el 14 de abril de 1931), las tesis partidarias del monarquismo español, una de las llamadas «familias» constitutivas del régimen franquista (junto a la Iglesia, el ejército, la derecha tradicionalista y la falange). Por supuesto, estas tesis «monárquicas» eran coherentes con la ideología oficicial, pues España ya se había proclamado monarquía tradicional católica, con Francisco Franco como regente vitalicio.
Con una tensión dramática algo escasa, y un aire de telefilm, Las últimas horas presenta esquemáticamente los principales sucesos que desembocaron en la II república española y que precipitaron el exilio de Alfonso XIII, una vez las elecciones municipales de abril fueron intepretadas por una buena parte de la clase política (y por el propio monarca) como una suerte de plebiscito popular favorable a la república. El rey (interpretado por Ángel Picazo) es retratado como un príncipe sereno y provisor, patriota sincero, pero que no desea que «corra la sangre» en España. Este especial tacto monárquico guiará una estrategia pactista y apaciguadora con unos partidos republicanos que, capitaneados por Niceto Alcalá Zamora, intentaban que la nación política (la nación de las élites políticas) controlara la situación, frente a la nación popular y su ansia revolucionaria.
Entre los pocos personajes ficticios que aparecen en la película, destaca una pareja formada por una esposa beatona y prudente («Votando a la república, no sé como no te da verguenza...»), y un marido republicano advenedizo que «anda metiéndose en líos» pero que, a despecho de las algaradas, terminará por cobrar conciencia sobre la verdadera situación del país, una vez los revolucionarios comiencen a hacer de las suyas…
1 comentario:
La película nomestá mal y las tesis que defiende están más cerca de la realidad que las estupideces que nos cuentan esos idiotas de la memoria histórica.
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